Colombia cultural, el turismo que hay que hacer en la tierra de los mil ritmos

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Fecha de publicación del contenido

30 de December de 2019
La variedad de climas, regiones y su accidentada geografía hacen de este uno de los países más atractivos para recorrer y uno de los más diversos culturalmente de América Latina.

Puede empezar por Bogotá, la capital, un buen punto de partida para darse una idea de la movida cultural del país suramericano. Es una ciudad cosmopolita y multicultural, características que ha adquirido por el gran número de eventos culturales reconocidos a nivel internacional como el Festival Iberoamericano de Teatro, el cual se realiza cada dos años y se hará en 2020.  

Otros imperdibles son los Festivales al Parque como Rock al Parque, Jazz al Parque, Hip Hop al Parque y Salsa al Parque, los cuales reúnen a artistas internacionales y nacionales.

Andar por la localidad de la Candelaria en el corazón histórico y cultural de la ciudad es una actividad obligada para cualquier viajero. Es el corazón del centro histórico de Bogotá y uno de los lugares más importantes de la ciudad, pues allí nació la capital de Colombia hace 436 años.

El Museo del Oro también es un must ya que es monumento nacional y es considerado como el más importante del mundo en su género. También está el Museo Botero con una numerosa colección de obras donadas a Colombia por el artista Fernando Botero, el Museo Nacional de Colombia que es el más antiguo de Colombia y la Biblioteca Nacional, la primera biblioteca nacional en América y el Centro Cultural Gabriel García Márquez.

En la tierra del mejor café del mundo

Pasar por el Paisaje Cultural Cafetero también es otra experiencia única. Está compuesto por los departamentos de Quindío, Risaralda y Caldas, orgullosos productores de uno de los mejores cafés del mundo, que se levantan sobre la Cordillera Central y conforman uno de los corredores turísticos más destacados del país.

Recorrer los inmensos cafetales, conversar con los cultivadores al son de un buen tango y recorrer el Valle del Cocora al calor de una humeante taza de café, con algunas de las experiencias que ofrece este destino. 

Hacia el occidente, la capital de la salsa espera a todos los extranjeros que quieran aprender a bailar este fascinante ritmo. En Cali, por ejemplo, se encuentra el barrio San Antonio donde hay calles elevadas, casas coloniales, artesanías, parques, una oferta gastronómica especial y distintas opciones para aprender de los ritmos típicos de la región. 

Un poco más arriba está Medellín, ejemplo de transformación y varios hechos lo comprueban: ha sido catalogada por Forbes como una de las ciudades del mundo más ‘cool’ para viajar y además se lleva el prestigio de ser una de las más innovadoras de acuerdo con el Wall Street Journal. Está dando un gran paso en el desarrollo de las políticas 4.0 en Colombia y Latinoamérica al ser sede del primer Centro para la Cuarta Revolución Industrial en la región. 

Hacia la Costa Caribe se oye vallenato, porro, merengue, champeta o mapalé. Allí se encuentra el Parque Nacional Tayrona, a media hora de Santa Marta en las  estribaciones de la Sierra Nevada la montaña costera más alta del mundo, se hunden en el mar entre los que se forman bahías y ensenadas donde se ven atolones rocosos, manglares, matorrales o bosques. Se pueden hacer caminatas, recorridos a caballo, careteo y buceo autónomo.

También está Barranquilla, conocida como La Puerta de Oro de Colombia. Durante el Carnaval de Barranquilla que se celebra en febrero, más de 500 agrupaciones folclóricas desfilan por las calles contagiando a todos con sus bailes y disfraces típicos de la región, razón por la que fue reconocida con el título de Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. 

Así mismo, caminar por Barranquilla es ir tras las huellas de Gabriel García Márquez en sitios tan emblemáticos como el bar restaurante La Cueva, patrimonio de Colombia, lugar de encuentro de historias y vivencias de escritores como el nobel de literatura, Álvaro Cepeda Samudio y pintores como Alejandro Obregón y Enrique Grau.

Por último, perderse por las calles de Cartagena y terminar en los túneles del Castillo de San Felipe de Barajas, en la catedral de Santa Catalina de Alejandría o comiendo fruta de las palenqueras que venden manjares frescos en cualquier esquina de la ciudad amurallada, es una de las mejores formas de conocer la historia de este país.