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14 de Septiembre de 2012

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"La vida es una acumulación de recuerdos. Hay que vivirla así. Por eso los aniversarios, generalmente tienen ese ingrediente: sacar a flote buenos recuerdos. Este aniversario –veinte años- saca a flote un recuerdo muy importante, muy especial en mi vida –creo que también en la vida del país- que fue la creación de este Ministerio, del Ministerio de Comercio Exterior.

"La vida es una acumulación de recuerdos. Hay que vivirla así. Por eso los aniversarios, generalmente tienen ese ingrediente: sacar a flote buenos recuerdos.

Este aniversario –veinte años- saca a flote un recuerdo muy importante, muy especial en mi vida –creo que también en la vida del país- que fue la creación de este Ministerio, del Ministerio de Comercio Exterior.

Un ministerio que nació en unas circunstancias muy especiales. Recuerdo muy bien que quien comenzó a dar las puntadas para abrir la economía fue el propio Presidente (Virgilio) Barco.

Se utilizó un estudio que hizo Fedesarrollo, donde se demostraba que el crecimiento del país no podía seguir en el camino que tenía trazado si no se aprovechaban los mercados externos.

Nosotros éramos una economía, como la mayoría de las economías del mundo, protegida, una economía que vivía básicamente de su mercado interno, una economía que se miraba a sí misma y no miraba al exterior.

En ese momento estaban otras economías despegando y a un buen ritmo, como eran los famosos 'Tigres Asiáticos', que estaban utilizando los mercados externos como el motor del desarrollo.

Y fue el Presidente (César) Gaviria el que decidió dar el salto y anunciar lo que se denominó la apertura económica, que iba a ser una apertura gradual –y así se diseñó- pero a veces la gradualidad genera más problemas.

Y comenzaron a verse problemas ya prácticos. La gente dejó de importar porque si gradualmente iban a bajar los aranceles, ¿para qué voy a pagar más hoy si dentro de un año voy a pagar menos?, entonces dejaban de importar.

Se generaron todo tipo de problemas debido a la gradualidad, por eso decidieron de un día para otro bajar los aranceles de forma drástica.

Simultáneamente creó el Ministerio, una Ley que creó el Ministerio de Comercio Exterior. Recuerdo muy bien cuando el Presidente Gaviria me llamó y me ofreció entrar al gabinete.

Me dijo que si quería entrar al gabinete como Canciller o como el nuevo Ministro de Comercio Exterior.

Yo le dije que me dejara pensar porque eso para mí sería un sacrificio muy grande. Me tocaba sacrificar –en ese momento ya era yo subdirector de El Tiempo- me tocaba sacrificar la dirección de El Tiempo porque en la familia había un especie de acuerdo, que el que se fuera para la vida pública perdía su silla para siempre.

Pero el Presidente Gaviria me dijo: 'A usted lo que le gusta es la política y por eso le ofrezco que se venga a la vida pública, que se venga al Gobierno'.

Yo le acepté y él mismo me empujó, me estimuló a que aceptara más bien el Ministerio de Comercio de Exterior, con el argumento de que iba a ser un Ministerio nuevo, que iba a ser una aventura, que iba a ser algo donde se podía crear una serie de políticas y de instituciones que tendrían una gran importancia para el futuro del país.

Y ese estímulo pues fue casi como una especie de orden, donde me dijo: 'Si quiere Ministerio pues más bien váyase al Ministerio de Comercio Exterior' y me ofreció todo el respaldo.

Recuerdo perfectamente el día que le dije que, efectivamente, aceptaba. A los pocos días llegué aquí al edificio donde está todavía el Ministerio pero ahí no había ninguna oficina, no había nada, yo llegué con mi maletín a una sala como de juntas, me tocó invadir la oficina de Ketty Valbuena, que creo que está aquí.

Le dije: 'Ketty, hágame el favor y me presta su oficina mientras diseñamos a ver cómo vamos a hacer este Ministerio'.

Porque realmente yo llegué con una hoja de papel, el Decreto firmado por el Presidente Gaviria donde decía 'nómbrese Ministro de Comercio Exterior'.

Y ahí comenzó el Ministerio, con un grupo de personas maravillosas: mi Viceministra Martha Lucía Ramírez, el Viceministro Juan José Echavarría, y comenzamos a reclutar gente. Yo creo que fue el primer proceso de verdadera meritocracia, donde comenzamos a reclutar gente, diseñamos un ministerio muy diferente al resto de los ministerios, un ministerio con una estructura muy horizontal, donde se promovía el concepto de inteligencia colectiva.

Muy diferente a las estructuras verticales y a esa organización jerárquica, lo que queríamos era generar como grupos de trabajo que abordaran los diferentes retos –que eran muchísimos- pero que se abordaran de forma conjunta, promoviendo inteligencias, sumando.

Yo creo que el proceso de reclutamiento fue un proceso muy efectivo porque la calidad de la gente que ingresó al ministerio, casi que de inmediato se hizo notar.

Porque uno de los grandes problemas que teníamos era abrirnos espacio dentro del propio gobierno.

Las burocracias son muy celosas de sus fueros, los ministerios son muy celosos de sus fueros. Este era un ministerio nuevo que irrumpía y que teníamos que ganarnos nuestro espacio a expensas de otros ministerios porque aquí se aplica la Ley de Pareto: si uno gana el otro pierde.

Entonces, estábamos confrontados con varios ministerios, con tres ministerios especialmente, y tres ministerios muy fuertes: el Ministerio de Desarrollo, que era el Ministerio que tenía anteriormente bajo su responsabilidad el tema del Comercio Exterior; en efecto yo hice el empalme con el Ministro de Desarrollo saliente, Ernesto Samper.

Nos tocó enfrentarnos al Ministerio de Hacienda, entre otras cosas porque le estábamos quitando la Aduana, que era algo supremamente importante, las políticas que tenían que ver con toda la práctica aduanera, el comercio. Eso también lo manejaba el Ministerio de Hacienda y eran muy celosos.

Y la Cancillería. La Cancillería tenía, como era obvio, bajo su responsabilidad toda la política diplomática, lo que tenía que ver con el comercio, y pues no le gustaba un nuevo intruso que se le metiera a negociar acuerdos de libre comercio y a hacer una labor diplomática.

Esa fue una parte dura de la creación del ministerio pero ayudó muchísimo la calidad de la gente que se logró reclutar. Porque a pesar de ser un ministerio pequeño, y así lo concebimos desde el principio, también lo concebimos como un ministerio de altísima calidad, y afortunadamente se ha mantenido así a lo largo de estos 20 años.

Y esa calidad se fue imponiendo: en las reuniones del gabinete, en las discusiones con los demás ministerios, y poco a poco fuimos posicionando el Ministerio dentro del propio gobierno, que era uno de los retos más importantes.

Luego estaba todo el diseño de la política comercial. Era algo nuevo, estábamos en cierta forma inventándonos una política porque el país no estaba acostumbrado a mirar hacia afuera, a conquistar mercados, y ahí se logró poco a poco ir cambiando los paradigmas.

Eso fue otra gran dificultad: Cómo hacemos para cambiarle la cultura a la gente, para que el país entienda que mirando a los mercados externos nos va mejor, y para mirar hacia los mercados externos pues es necesario fomentar la competitividad interna e ir desmontando la protección, ya de por sí se había desmontado la parte arancelaria pero en el resto se mantenía esa mentalidad, totalmente proteccionista.

Eso fue otro gran esfuerzo que se hizo poco a poco, de irle enseñando al sector productivo y al país en general la importancia de mirar hacia afuera y de conquistar mercados.

Y así comenzamos a diseñar nuestros pasos, nuestra hoja de ruta

¿Qué mercados vamos a tratar de conquistar primero? ¿Con qué mercados vamos a hacer acuerdos en primera instancia?

Ahí surgieron los acuerdos que se hicieron con Venezuela, con Ecuador. Esos fueron los primeros acuerdos que negociamos dentro de la Comunidad Andina porque curiosamente la Comunidad Andina, el Pacto Andino, como se llamaba antes, que se había negociado desde el año 1968 nunca se había puesto en verdadera operación para lograr un mercado libre dentro del propio Pacto Andino.

Entonces dimos ese paso porque eran mercados naturales para nosotros Venezuela y Ecuador. Mercados que eran naturales pero que generaban todo tipo de prevenciones.

Yo me acuerdo perfectamente, cuando anunciamos el acuerdo de libre comercio con Venezuela, que muchísimos empresarios nos decían que cómo íbamos a cometer semejante locura, que Venezuela era un país mucho más rico que nosotros, que tenía un músculo económico mucho más poderoso y que nos iba a arrasar, que eso significaba el fin del sector productivo colombiano.

Con argumentos igualmente rebuscados, diría yo, también se oponían a los acuerdos de libre comercio con Ecuador.

¿Por qué digo que rebuscados? Porque el argumento con Ecuador era totalmente contrario: '¿Cómo es posible que nosotros vayamos a hacer acuerdos de libre comercio con un país que tiene unos salarios muchos más bajos que los colombianos? Ese salario bajo nos va a arrasar y vamos a acabar con el sector productivo'.

Así surgían opiniones en contra de cualquier paso de ir abriendo la economía y fomentando la competencia.

¿Por qué? Pues porque llevábamos 190 años acostumbrados a proteger la economía.

Y eso fue otro esfuerzo muy duro pero que poco a poco fuimos rompiendo esos paradigmas y cambiando la mentalidad.

Todavía hoy, 20 años después, hay mentalidades que dicen: 'No, tenemos que seguir protegiendo los mercados'. A veces con cierta razón porque a veces sí hay situaciones de comercio desleal, de comercio desigual pero creo que ya rompimos ese celofán después de 20 años de seguir insistiendo.

Y diseñamos también aspectos prácticos. No solamente con quiénes hacíamos los acuerdos sino qué mercados íbamos a conquistar y con qué productos.

Esa fue una discusión muy interesante, una discusión donde se dividieron en el gabinete las opiniones en los dos bandos tradicionales: los que decían que el mercado debería escoger aquellos productos donde nosotros debíamos concentrarnos, que fuera el mercado el que escogiera, que ese era un proceso natural; la otra escuela era la que decía que el Gobierno debería intervenir, debería en cierta forma señalar esos productos, estilo lo que hicieron en Corea, en la mayoría de los países asiáticos.

Ganó la escuela de que fuera el mercado.

Retrospectivamente hablando, yo pienso que fue una equivocación.

Yo creo que desde ese momento hemos debido irnos más por la escuela asiática y escoger algunos sectores para, desde entonces, promoverlos.

Creo que, simplemente haciendo un análisis retrospectivo, haberle dejado eso al mercado nos demoró muchísimo el proceso de ir generando una oferta exportadora realmente importante.

Diseñamos también una hoja de ruta en los países y en las regiones.

Como lo decía Sergio (Díaz-Granados, Ministro de Comercio, Industria y Turismo) nosotros pusimos a Estados Unidos como uno de los objetivos fundamentales porque era el mercado más importante y era obvio y natural, por la cercanía y por mil razones, que ese mercado era el más atractivo.

Pero era algo como un imposible en ese momento, y por eso quisimos más bien acercarnos a ese mercado a través de lo que se denominó en ese momento el NAFTA, que es el Acuerdo de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá.

Y quisimos entrar a ese mercado a través del acuerdo con México. Por eso, cuando negociamos con México y negociamos las reglas de origen que tenía México con Estados Unidos, los empresarios nos decían: '¿Pero por qué hacen ese tipo de acuerdos tan curiosos con unas reglas de origen totalmente diferentes a los demás acuerdos?'. Porque estábamos pensando en la posibilidad de ingresar a ese mercado por vía del NAFTA.

No se logró en ese entonces por razones que ustedes todos conocen, pero hoy, como lo recordaba el Ministro (Sergio Díaz-Granados) hace 115 días tenemos acuerdo de libre comercio por fin, después de 20 años de haber diseñado en nuestros planes tener con Estados Unidos ese acuerdo.

Hicimos una serie de esfuerzos para acercarnos al Asia.

Recuerdo que organizamos una misión al Asia. La coordinó una de nuestras funcionarias del Ministerio, Ingrid Betancourt.

Y fuimos a Corea, fuimos al Japón y fuimos a China. Veíamos que ese mercado era un mercado que iba a ser –y que ya era en ese momento- un mercado que estaba creciendo en una forma importante pero que iba a ser, hacia el futuro, el verdadero motor del crecimiento mundial.

Y que nosotros habíamos, en cierta forma, marginado nuestro Mar Pacífico y la importancia de ese mar hacia el futuro. No le habíamos dado la importancia que realmente debería tener.

Hicimos esa misión, fuimos con una serie de empresarios. Nuestro objetivo era precisamente tener ese acceso a esos mercados. Veinte años después estamos ya con un acuerdo que entra en vigencia con Corea, muy importante para el sector productivo colombiano, muy importante para el sector agropecuario colombiano.

Yo espero que en las reuniones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, ahora a final de mes, nos reunamos con el Primer Ministro de Japón para darle ya luz verde al inicio de las negociaciones con Japón.

Las negociaciones con esos países, sobre todo con Japón, tienen como una especie de velocidad asiática, es lento, hay que estudiar todo con mucho cuidado.

Con Japón se estableció el primer paso cuando fuimos en visita oficial allá al Japón hace ya más de un año. El primer paso era estudiar la conveniencia de.

Eso se ha venido haciendo por parte y parte, ya más o menos se concluyó que sí le convenía a Japón y le convenía a Colombia. Entonces vamos a dar la largada, por así decirlo, para que se inicien las negociaciones, y tendremos acceso también a ese mercado tan importante como es el japonés.

Con la China ustedes han visto lo que ha crecido el comercio con la China. La China sigue siendo un país cada vez más importante.

Hablamos de la posibilidad, pero eso hay que estudiarlo muy bien, de un acuerdo con ellos. Es un mercado al cual cualquier país añora tener abierto pero también hay que tener cuidado de abrirnos totalmente al mercado chino por lo que eso significa.

Por eso hay que ir con pasos muy cuidadosos en un tratado con la China, pero sin embargo estamos promoviendo muchísimo las relaciones económicas y comerciales y de inversión con la China, y cada vez hay más interés de la China en Colombia.

La China, y los asiáticos en general, también miran a largo plazo, con una visión muy estratégica, y ven que América Latina pero sobre todo Colombia tenemos lo que ellos cada vez están necesitando más: tenemos energía, tenemos biodiversidad, tenemos agua, tenemos la capacidad de aumentar la producción de alimentos como pocos países en el mundo.

En un momento ustedes vieron las noticias la semana pasada: Naciones Unidas y la FAO señalando la crisis alimentaria que se está agravando a nivel mundial, y por eso países como la China están viendo en dónde puede estar ubicado el potencial de producción de alimentos, y Colombia es uno de esos países.

Por eso están tan interesados en invertir en infraestructura porque necesitan el día de mañana que esos productos puedan salir por el Mar Pacifico y llegar a la China: petróleo, carbón o alimentos.

Ahí hay un área donde desde ese entonces, hace 20 años, habíamos ubicado como un área con un gran potencial. Inclusive durante el Ministerio de Comercio de ese entonces tocamos la puerta, y nos la abrieron, del primer escalón para entrar a los clubes de comercio asiáticos. Ese era el PBEC, que es el Pacific Basin Economic Council, que es un poco la agrupación de los empresarios.

Luego venía el PEC, adonde ingresamos posteriormente, y ahora estamos haciendo fila para ingresar a la APEC, que es el club más grande digamos de países que tienen interés en el Pacífico, y Colombia aspira a ser miembro pleno cuando se levante la moratoria que hoy existe para el ingreso de nuevos países.

Simultáneamente hemos querido fomentar todo lo que tiene que ver con nuestras relaciones con el Asia, y también logramos algo muy importante, que fue la creación de un proceso de integración dentro de América Latina con miras al Pacífico, que se llama precisamente la Alianza del Pacífico: México, Chile, Perú y Colombia, abierto a otros países, ya muchos países están interesados en ingresar.

Y ese grupo de países tiene un mercado más grande que Brasil, con un ingreso per cápita más alto que el de Brasil, con unas economías que hemos decidido integrarlas mucho más, lo que hemos llamado la integración profunda, y ha generado un gran interés para los inversionistas, que es parte de los objetivos de la creación y de la integración en América Latina de estos cuatro países.

En el Ministerio también nos correspondió el ingreso de Colombia a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y negociar la transferencia de lo que era el GATT hacia la OMC. Esa fue una negociación muy interesante, muy importante.

En ese proceso nos tocó librar una batalla lindísima para defender el banano colombiano, que estaba siendo sometido a unas reglas bastante injustas por parte de la Unión Europea.

Nos estrenamos con un panel en el GATT, después en la Organización Mundial del Comercio –porque nos tocó la transición- y fuimos, para orgullo nuestro, los primeros países, el primer país en desarrollo en ganarle ante esa instancia mundial y natural un pleito, por así decirlo, a la Unión Europea, lo que los obligó a cambiar la forma de distribuir sus cuotas y de distribuir el acceso del banano, y donde los bananeros colombianos resultaron muy favorecidos durante muchos años.

Se calcula que le ingresaron a los bananeros colombianos y a Colombia más de 500 millones de dólares adicionales simplemente por haber ganado ese pleito, pleito que además fue muy bonito en el sentido de Costa Rica y Colombia unidos frente a la Unión Europea en un pleito que se acabó de dirimir por allá en unas tiendas, todo el mundo comiendo cordero con la mano cuando era en Marrakech, cuando se firmó la creación de la Organización Mundial del Comercio.

Había un anexo que tenía que ver con este punto específico. Se chupó –por usarlo en términos populares- en un momento dado uno de los países, Bélgica, y nos tocó ir de tienda en tienda. El Rey de Marruecos había hecho una gran fiesta y nos daba cordero para que comiéramos en la mano, entonces todo el mundo estaba untado de cordero, nosotros buscando los diferentes delegados de la Unión Europea para ver si podíamos conseguir los votos suficientes, finalmente nos salvó España, votaron a favor y al día siguiente firmamos la creación del acuerdo de la OMC con el anexo del banano para Colombia, para Costa Rica, los países bananeros con excepción de Ecuador. Me acuerdo que Ecuador no quiso entrar, pero es una anécdota muy importante.

La creación de este Ministerio pues tenía también una serie de entidades adscritas:

Bancoldex, que desde el principio, con el doctor Caballero, que está aquí presente, nos propusimos que fuera una especie de joya del Estado. Demostrar que el Estado también puede tener un banco eficiente. Y con Carlos y con Ketty Valbuena, que era la Secretaria General del Banco, hicimos todo el diseño para que el banco realmente operara en una forma eficiente y no tuviera nada que envidiarle a la banca privada. Algo que creo que por fortuna se ha mantenido durante estos estos 20 años.

Inclusive redujimos el capital del banco a la mitad, y esa mitad de capital lo usamos para fondear la otra entidad que creamos, que fue PROCOLOMBIA.

PROCOLOMBIA se creó de una especie de transformación de la antigua Proexpo a lo que es hoy PROCOLOMBIA. Y creo que esas dos entidades hablan por sí solas en cuanto al papel que han venido jugando y que han jugado en estos últimos 20 años y que seguirán jugando hacia el futuro.

En ese entonces quisimos también posicionar el Ministerio en el exterior. Hicimos mucha diplomacia comercial, poco a poco posicionando al país; eso es un proceso lento pero hay que hacerlo y hay que perseverar.

Y mirando hacia atrás uno dice: hombre se ha logrado muchísimo en estos 20 años. La labor de todos mis sucesores en el Ministerio es una labor –de todos- maravillosa, con un equipo maravilloso, un equipo de gente que hoy todavía en el Ministerio se distingue por ser un Ministerio con altísima calidad humana.

Yo recuerdo el equipo con el que iniciamos, que era un equipo muy pequeño. Yo por aquí tengo una lista, de pronto se me quedan algunos de los que iniciaron con nosotros.

Pues por supuesto Martha Lucía y Juan José Echavarría. Aquí veo a Ángela María Orozco, que después fue también Ministra; estaba con nosotros Mauricio Reina; María Angélica Arbeláez, que ahora nos está representando en el Fondo Monetario; Bernardo Vargas, que fue el primer Presidente de PROCOLOMBIA; Patricia Correa, no sé si está aquí; Catalina Crane; Eduardo Muñoz; Ingrid Betancourt; Clara Rojas; miren la coincidencia, Ingrid y Clara fueron dos funcionarias del Ministerio; María Cristina Trujillo; Mauricio Sanz de Santamaría; German Santamaría; Santiago Rojas; Andrés O'Byrne; Rodolfo Moseres; Leonardo Sicard; Alfredo Fuentes, hay muchos más.

Aquí en esta lista que me pasaron faltan muchos nombres.

María Eugenia Mesa. No sé si María Eugenia esté aquí ¿Dónde está Maria Eugenia? Ah, está en Israel, la tienen negociando aranceles.

María Helena yo quiero hacerle un homenaje a María Eugenia Mesa ¡Qué persona tan maravillosa! Desde el primer día me enseñó, primero me enseñó lo que era un arancel. Yo no sabía, cuando llegué al Ministerio, qué era un arancel, pero después me enseñó el manejo de los aranceles. Es una verdadera enciclopedia. Creo que si hay alguien que haya estado en todas la negociaciones, con un conocimiento muy preciso de cada partida, de cada sub partida es María Eugenia.

Ministro, por qué no hacemos un ejercicio de todos los que comenzaron en el ministerio, los primeros dos años en el ministerio, todos los funcionarios que todavía están démosle esa condecoración que usted tiene, que es la Orden al Mérito. Hagamos eso para hacerles un reconocimiento.

Fue una época realmente interesante, una época de inflexión en el país. Para darles un dato: ustedes vieron los datos de inversión extranjera. En el año 1991 la inversión extranjera fue de 200 millones de dólares. Doscientos millones de dólares es lo que cualquier empresa hoy que va a visitar el Palacio dice 'bueno yo vengo a invertir 300 o 400 millones, una sola empresa. Eso era lo que el país recibía en inversión extranjera.

Ese es un poco el cambio que hemos sufrido en estos 20 años, un cambio para bien, un cambio que creo que nos está situando cada vez más en lo que queríamos hace 20 años, como unos jugadores relevantes en el contexto internacional.

Colombia tiene un potencial enorme. Si hemos avanzado en estos primeros 20 años, lo que vamos a avanzar en los segundos 20 años va a ser mucho más porque ya están sentadas las bases.

Y como les decía hace unos momentos, tenemos un potencial enorme porque tenemos lo que el mundo necesita: una población joven, una economía en estos momentos señalada como una de las economías más saludables de todo el planeta; eso se mide también por los famosos spread, que es cuánto pagan los inversionistas o cuánto paga quien va a emitir un bono, de más, para poder venderlo. Colombia es, hoy día, uno de los países que menos tiene que pagar porque hay una tremenda confianza en el futuro de Colombia.

Todavía somos un país que, per cápita, nuestro comercio exterior es muy pequeño pero con un inmenso potencial. Y de ahí que estamos acelerando el proceso de ir abriendo los mercados.

Ustedes vieron las cifras de cómo hemos venido aumentando de 60 millones de consumidores que tenían acceso a nuestros productos, o nosotros teníamos acceso a esos consumidores sin ningún tipo de restricción, vamos a terminar este cuatrienio con 1.400 millones. Un cambio realmente importante. Hoy estamos llegando a más 180 mercados en el mundo, estamos penetrando unos mercados nuevos, que estamos viendo, mercados muy importantes, sin desestimar la importancia de los mercados tradicionales.

Tenemos que hace un gran esfuerzo en mejorar nuestra oferta exportadora. El potencial agropecuario del que les hablaba, con la crisis alimentaria, es enorme, pero al mismo tiempo tenemos que volvernos conscientes –y eso no lo hemos tenido como cultura de las buenas prácticas en el sector agropecuario- para que las fresas, las frambuesas, los melones que podamos producir tengan unas especificaciones precisas que son las que nos exigen los mercados que estamos abriendo.

Todo eso tenemos que irlo fomentando y coordinando, y la entidad que está digamos en el centro de todo eso pues es el Ministerio de Comercio, que hoy es de Industria y de Turismo, que antes no lo era.

Y por eso este Ministerio está cada vez tomando una posición más y más importante.

Pero lo importante de cualquier institución es su capital humano. Las instituciones son, al fin y al cabo, la expresión de lo que la gente que trabaja en esas instituciones quiere que sea.

Por eso, los 20 años de éxito de este Ministerio se deben, fundamentalmente, a ustedes, a la gente que ha trabajado a través de todos estos años, que sigue trabajando hoy en el Ministerio. Ustedes son los verdaderos responsables de que Colombia y el Ministerio hayan progresado, que hayan podido mostrar los resultados que ustedes acaban de ver en este video que nos presentaron.

Yo en un momento dado entré en pánico, Ministro, porque creí que me iba a poner a competir con (Jorge Enrique) Abello en la presentación, pero bueno, afortunadamente no fue así.

Pero creo que esa presentación muestra cómo hemos avanzado, y esto –como les digo- son los primero 20 años. Estoy seguro que los segundos 20 años van a ser aún mejores porque el país va por buen camino, el país finalmente está siendo relevante a nivel internacional, el país tiene un potencial enorme, enorme en todo sentido, y depende también de nosotros, de todos nosotros que ese potencial lo convirtamos en realidad.

De manera que muchas felicitaciones a todos. Les deseo otros exitosos 20 años. Y tengan la seguridad de que aquí tendrán un soldado más del comercio exterior luchando y trabajando para que ustedes tengan éxito porque el éxito de ustedes es el éxito del país.

Muchas gracias".